En el gimnasio, el histeriqueo con El Profe* aumenta un poquito cada día. En San Valentín, en vez de estar embebida en tequila por ser el vigésimo primer santo rechoncho que festejo sola, fui al gimnasio a sexyzarme e histeriquear un poco más. Claro que después caí en la cuenta de que el histeriqueo existe pura y exclusivamente en mi cabeza, y que El Profe segurísimo que tiene novia, pero no me importa.
*No es profesor, pero tampoco personal trainer, por lo que, de ahora en más, el del gym del que hablé en este post, será referido como "el profe".
domingo, 17 de febrero de 2008
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