El gimnasio se presta para hacer sociales. Hasta una persona cerrada y cuadrada como yo puede hablar con cualquier persona que se encuentre ejercitando, ya que el hecho de tener que usar una misma máquina, o no saber qué máquina se debe usar siempre da pie a un comienzo de conversación. Por eso, cuando me acerqué a la silla para trabajar cuádriceps y estaba el morocho haciendo lo propio, se dio el siguiente diálogo.
Bella: Te vengo a invadir...
Morocho: Dale. Si querés, hacemos juntos.
Bella en off: Seeeh, hagamos lo que quieras...
viernes, 25 de enero de 2008
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