El Morocho

El gimnasio se presta para hacer sociales. Hasta una persona cerrada y cuadrada como yo puede hablar con cualquier persona que se encuentre ejercitando, ya que el hecho de tener que usar una misma máquina, o no saber qué máquina se debe usar siempre da pie a un comienzo de conversación. Por eso, cuando me acerqué a la silla para trabajar cuádriceps y estaba el morocho haciendo lo propio, se dio el siguiente diálogo.

Bella: Te vengo a invadir...
Morocho: Dale. Si querés, hacemos juntos.
Bella en off: Seeeh, hagamos lo que quieras...

Yo, Valeria

Me encanta esa manera que tienen los hombres de mirarte de arriba abajo y luego mirarte a los ojos para decirte, sin pudor, "chau Valeria Mazza". Las mentiras que a todas nos gusta creer...

Personal Trainer

Ayer terminé mi sesión de abdominales en el gym y no pude evitar imaginar tener todo el cuerpo de mi personal trainer sobre el mío sobre esa colchoneta.


[Aunque con mi suerte, seguro tiene novia, o mejor, ESTÁ CASADO]

Not really...

Contrarrestando los efectos del post anterior, anoche conocí a los amigos de una amiga en su fiesta de cumpleaños, y no pude evitar verme en la situación de la foto con dos de los muchachos [niños de 18 añitos nada más].


-Did you get any sleep last night?
-Not really...
-Do you want to get some now?
-Not really...

Deseo

Tal vez sean las hormonas alborotadas típicas del SPM.
O también puede ser mi extraña relación nunca concretada con los hombres.
Lo cierto es que hace ya varios días que no pienso en otra cosa que no sea estar con una mujer.
Un beso. Una caricia. El exacto conocimiento de dónde y cómo estimular. Una sesión de sexo oral. Todas cosas que las mujeres hacen de manera mucho más suave y sensual que los toscos hombres.